Desde la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) los médicos internistas recuerdan lo fundamental que es poner en práctica estrategias de prevención de la osteoporosis, enfermedad muy prevalente que debilita los huesos y aumenta el riesgo de fracturas, mediante el entrenamiento con ejercicios de fuerza y un plan de nutrición adecuado.
En el marco de la XVIII Reunión de Osteoporosis y Metabolismo Mineral de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), la Dra. Rosa Arboiro, coordinadora del Grupo de Trabajo de Osteoporosis y Metabolismo Mineral (GTOMM) de la SEMI, recalcó que “la prevención es un pilar clave para combatir las graves consecuencias de la osteoporosis. Existen factores de riesgo no modificables, como la edad avanzada o ser mujer, pero otros sí lo son, como el sedentarismo o una dieta inadecuada».

Arboiro señaló que «adoptar medidas preventivas como la práctica regular del ejercicio de fuerza y aeróbico y una nutrición adecuada puede ayudar a fortalecer los huesos y llegar a las etapas más maduras de la vida con una buena densidad mineral ósea (DMO) para disminuir los riesgos de la osteoporosis”
Esto es especialmente importante teniendo en cuenta que esta patología es un gran problema de salud pública, ya que es una de las enfermedades más prevalentes, que ya afecta a más de 500 millones de los mayores de 50 años, de los cuales las mujeres hacen mayoría en la postmenopausia, en todo el mundo.
Las fracturas, principal riesgo de la osteoporosis
La osteoporosis es, además, la principal causa de ingreso hospitalario en los países occidentales debido a su consecuencia clínica más relevante, las fracturas osteoporóticas, de las que anualmente se registran más de 37 millones. De estas, las fracturas de cadera y vertebrales son las más frecuentes y su incidencia aumenta de manera exponencial a partir de los 70 años, alertó la Dra. Aina Capdevila Reniu.
Cada fractura, en particular la de cadera, esta asociado con el aumento de la morbimortalidad, que se estima en un 5% durante la hospitalización y en un 35% al año del evento, al igual que con una significativa pérdida de funcionalidad. Así, “únicamente el 40% de los pacientes recupera su capacidad funcional al año de haber sufrido la fractura. Estas lesiones afectan predominantemente a personas de edad avanzada y con múltiples comorbilidades”, señaló la coordinadora del Grupo de Trabajo de Osteoporosis y Metabolismo Mineral (GTOMM) de la SEMI.
La avanzada edad, el sexo femenino, los hábitos tóxicos como el consumo de tabaco y el alcohol, enfermedades como la diabetes mellitus, el uso prolongado de glucocorticoides y la historia de caídas previas son factores de riesgo en el desarrollo de fracturas osteoporóticas.
El ejercicio y la nutrición para prevenir la osteoporosis
El ejercicio físico es clave en la prevención y tratamiento de la osteoporosis. Las cargas mecánicas repetidas en el ejercicio, como el entrenamiento de fuerza y el impacto osteogénico (aeróbico con impacto), estimulan la formación ósea. “Además, el ejercicio mejora la masa muscular, el equilibrio y la coordinación, por lo que reduce el riesgo de caídas y fracturas”, subrayó la Dra. Raquel Blasco Redondo.
El entrenamiento potencia la Densidad Mineral Ósea (DMO) y la calidad del hueso. “La mejora funcional es, por tanto, un objetivo terapéutico con base fisiológica sólida y efectos clínicamente relevantes” añade Blasco Redondo.
Con el ejercicio, “la educación en nutrición y la promoción de hábitos alimentarios saludables deben integrarse en las estrategias de salud pública dirigidas a la prevención de la osteoporosis, caracterizada por la disminución de la DMO y el deterioro de la microarquitectura del tejido óseo«, explica la Dra. Teresa Oliván Usieto, Facultativo Especialista de Área Medicina Interna.
Oliván Usieto añade que «fomentar el conocimiento en la población sobre la interrelación entre la nutrición y la salud ósea es esencial para mitigar la incidencia y mejorar la calidad de vida de los pacientes” La ingesta adecuada de calcio y vitamina D es importante para el mantenimiento óseo. La ingesta diaria recomendada de calcio, de 1,000 a 1,200 mg, puede obtenerse a través de productos lácteos, vegetales y pescados.
En cuanto a la vitamina D, esta es crucial para la absorción intestinal de calcio, debe optimizarse con la exposición solar adecuada. Adicionalmente, con una dieta equilibrada que incluya un amplio espectro de micronutrientes y macronutrientes, como proteínas de calidad, ácidos grasos omega-3, y antioxidantes. Investigaciones recientes sugieren que la ingesta de frutas y verduras ricas en compuestos bioactivos tiene un efecto positivo en la DMO, recalcó Oliván Usieto.